sábado, 8 de noviembre de 2008

Constructores de paz

Desmovilizados de Occidente participan
voluntariamente en propuesta de Constructores de Paz

Dejaron las armas y ahora quieren construir la paz

A partir del 2005, con la expedición de la Ley 975 (de Justicia y Paz), comenzaron a desmovilizarse en el país centenares de integrantes y grupos de autodefensas que controlaban territorios enteros o se los disputaban con la guerrilla en una guerra que se prolongó por más de una década y que arrojó miles de víctimas a lo largo y ancho de Colombia.

De esta manera, bajo diferentes motivaciones, paramilitares de diferentes bloques dejaron las armas para insertarse en el programa establecido por el gobierno nacional, mediante el que se les otorga beneficios judiciales (excarcelación), económicos (subsidios) y de protección social (ayudas para acceder a educación, salud, empleo, proyectos productivos), y comenzar un proceso de reinserción a la vida civil, con el compromiso de no volver a delinquir.

Cerca del 40% del total de desmovilizados en el país pertenecen a Antioquia. Y para el caso de la subregión de Occidente, se calcula que más de 300 paramilitares del bloque identificado con el mismo nombre de este territorio y del Elmer Cárdenas, se han acogido a la Ley de Justicia y Paz; cifra a la que se sumarán, entre ese 2005 y el 2007, guerrilleros del ELN y las FARC que también tomaron la decisión de no continuar participando del conflicto armado colombiano.

Dentro de este contexto y paralelamente a la desmovilización que se comenzaba a dar, en el 2006 se creó la Alta Consejería para la Reintegración Económica y Social de Personas y Grupos Alzados en Armas -ACR, para acompañar y asesorar el proceso y las políticas de reintegración a la vida civil de personas o grupos armados organizados al margen de la ley que se desmovilicen voluntariamente de manera individual o colectiva.

De esta manera, la ACR comienza a trabajar acercándose y articulando iniciativas de las entidades territoriales y locales para el desarrollo de los planes de reintegración social y económica de aquellos que se desmovilicen, así como brindando apoyo psicosocial a través de alianzas con organizaciones capaces de prestar este servicio.


De ex combatientes a Constructores de Paz


En el Occidente Antioqueño, entonces, los ex combatientes tuvieron la oportunidad, que a su vez era requisito formal de la ACR para acceder a los beneficios que ofrece el Estado, de asistir a talleres de acompañamiento psicosocial orientados por la ONG Conciudadanía que, una vez finalizado esta etapa del proceso, se embarcó en el proyecto de seguirlos apoyando en temas relacionados con la noviolencia, la resolución pacífica de conflictos y el respeto de los derechos humanos, para aportar no sólo a la concreción de la reintegración económica y social de estas personas, sino para trascender hacia otros escenarios de convivencia pacífica a nivel ciudadano y político.

Es así como en el 2008 surge el grupo de “Constructores de Paz” en el Occidente Antioqueño, en el que participan 24 reinsertados -2 mujeres y 22 hombres- de los municipios de Buriticá, Giraldo, Ebéjico, Frontino, Sopetrán, seleccionados a partir del acercamiento que ya se había logrado y de acuerdo a su liderazgo, a su compromiso con la legalidad y a las capacidades para aportar a un futuro diferente, sin guerra. Y aunque este número apenas llega a representar un poco menos del 10% de los desmovilizados en el Occidente, es una muestra de que sí es posible hacer un proceso de reintegración a la vida en sociedad como ciudadanos de bien.

Inicialmente se les convocó, a través de la ACR, a participar de manera voluntaria y sin contraprestaciones de una propuesta de formación pedagógica, participativa, lúdica y simbólica, consistente en seis talleres de seis horas casa uno, a través de los que se intentó acercar a los participantes en la comprensión del conflicto en la subregión y el papel que ellos jugaron dentro del mismo, de la noviolencia y la resolución pacífica de conflictos, y del respeto a los derechos humanos de todos los que compartimos el territorio en sociedad.

Además, se motivaron para que se involucraran en actividades por la paz en sus municipios, en la Semana por la Paz, en la escuela veredal, en la policía comunitaria o hasta a través de carteleras públicas para sensibilizar a otros frente a los derechos humanos, lo que significó para ellos descubrir que no cambiarían el mundo, pero que sí pueden realizar y participar de acciones para transformar sus propias realidades cercanas, sus relaciones con la comunidad y la forma en qué son vistos y en qué se asumen como parte de la solución de nuestros problemas.

Testimonios de cambio

Y ahora, transcurrido casi un año de preparación como Constructores de Paz, estos hombres y mujeres sienten que ya no son los de antes y que tienen ya mucho que ofrecer a sus propias comunidades para trabajar juntos por un mañana sin violencia, como se evidencia en sus propios testimonios:

“Nos enseñaron a saber cómo nos toca seguir trabajando, nos enseñaron muchos valores que legalmente no los sabíamos o no los practicábamos, nos enseñaron a respetar las opiniones y los derechos de otros, que eso para nosotros era muy verraco... Ahora con todas estas capacitaciones vemos que la guerra no tiene sentido; antes luchamos mucho contra el enemigo, nos dimos bala y ellos nos mataban compañeros y nosotros les matamos compañeros, y eso a nada fue a dar; pero con esta integración con los guerrilleros y con todos los que nos hemos desmovilizados hemos estado compartiendo y trabajando juntos y hasta podría decir uno que nos hemos perdonado, y de ahí es que hemos aprendimos que si no hay perdón en este país, de lado y lado, va a ser muy difícil que estemos todos conviviendo en comunidad y trabajando juntos por este país que ojalá que sí logre alcanzar la paz... La violencia hoy en día ya no tiene sentido, ya no hay motivos para meterse a la guerra, la seguridad ha ido llegando a donde antes no estaba, ya para los campesinos es más fácil trabajar en su tierra, ya se siente más protegido y tiene menos miedo… Por eso en el futuro yo sí espero ver a mis hijos grandes, espero tener mi propio proyecto campesino y seguir para adelante con una nueva visión de la vida”.
Jesús*, Desmovilizado de la AUC

“De aquí para adelante toca seguir aprendiendo mucho y cada día estar más preparados para atender a la sociedad. Por eso mi compromiso es generar más paz”.
María*, Desmovilizada de las FARC

“En este momento porque ya ha pasado el tiempo, pero anteriormente había mucha discriminación de las personas hacia uno, por lo que uno fue, entonces como que ellas se quedaron con ese pensamiento que uno sigue siendo malo, el mismo de siempre, pero no, las cosas no son así, las cosas han cambiado, estamos en el proceso de reinserción y queremos cumplir a la sociedad, al gobierno y cumplirnos a nosotros mismo… Por eso ahora yo les diría a todas las personas que nos perdonen por todo lo que pasó, por todos los malentendidos que hubo, porque ya en estos momentos lo que queremos es seguir adelante con este proceso para ver si algún día tenemos un país en paz y podemos vivir en armonía… Mi sueño es estudiar y hacer una técnica en la universidad y salir adelante y darles ejemplo a mis hijos y a las demás personas, por eso espero que le pongamos más cuidado a estos procesos para seguir adelante y tener un mejor futuro para nuestras familias y para nosotros”.
Juan*, Desmovilizado de las AUC

“Me siento orgulloso por lo que hemos participado en muchas actividades formativas, en muchas actividades de construcción también, más que todo con la sociedad… a pesar de que estamos como un poco distanciado de pronto de las ayudas de las Alcaldías, del pueblo, porque en otra partes miramos nosotros que hay colaboración de las Alcaldías hacia los desmovilizados… Unos pertenecimos a la izquierda, otros fueron de las AUC, pero no hay tanta complicación con esa integración entre los grupos y la relación en este momento ya vemos como se ha ido convirtiendo en una especie de amistad con los demás desmovilizados, como nos hemos ido relacionando más con la comunidad, y no vemos como ese rencor entre grupos, ya no nos vemos como enemigos sino como una construcción más de querer cambiar, de querer ser otra persona más en la sociedad y mirar en qué podemos participar con la sociedad civil, más que todo con las víctimas, muchas veces reconociendo los errores que haya cometido uno…. En mi concepto, creo que hemos cambiado mucho, y partir de este proceso de constructores de paz hemos ganado bastante interés también en cómo mejorar la participación e involucrarnos mucho más con la sociedad civil… Para mí es importante este proceso porque la sociedad lo mira a uno de una manera diferente; el concepto que tiene la sociedad civil de un desmovilizado en este momento es diferente al de antes, porque ya cualquier civil se le acerca a uno y le habla normal, sin miedo, porque ya hemos cambiado demasiado y por eso estamos en esta construcción de una nueva Colombia”.
Francisco*, Desmovilizado del ELN


Es necesario crear oportunidades para que la guerra no se repita
Este tipo de procesos de acompañamiento, formación y asesoría, como en el caso de los Constructores de Paz del Occidente Antioqueño, muestran las capacidades y potencialidades que tienen quienes han participado del conflicto armado colombiano al mirarlos como seres humanos ya en otra dinámica diferente a la guerra.


“Ellos -comenta Jairo Duque, Asesor de Conciudadanía para el proceso DDR** en Antioquia-, que tuvieron el coraje y la agresividad para estar en la guerra, bien podrían canalizar y utilizar esa misma energía para entregársela a la construcción de paz; diferente al que es pasivo, al que no hace la guerra pero tampoco le aporta a la paz... Los que ellos están necesitando es oportunidades, no sólo de empleo, aunque también, sino de otras cosas creativas que pueden hacer frente a la paz, porque la reinserción no puede ser sólo económica sino también frente a la convivencia y la paz”.

Y complementa esta opinión Gloria Alzate, Directora Territorial de Conciudadanía, quien junto a Jairo estuvo acompañando todo el proceso de Constructores de Paz en el Occidente de Antioquia: “El desmovilizado es visto con recelo, con temores, con prevenciones, pero es un ser humano que necesita oportunidades de ver otro mundo, de ver como la luz al final del camino, entender que no sólo la guerra es una oportunidad, también hay otros procesos donde ellos pueden intervenir, frente a los que tienen mucho que aportar y pueden hacer muchísimas cosas… esto también demanda que la sociedad se abra un poquito a ellos, que entendamos que no todos los desmovilizados se están rearmando, que no todos quisieron entrar a la guerra, que para muchos fueron condiciones desfavorables las que los llevaron allá, que en este momento muchos no quieren volver… Si esta sociedad los sigue rechazando, no los reconoce, si les demanda todavía servicios como si siguieran siendo paramilitares y si además no les da oportunidades, en el fondo lo que estaríamos haciendo como sociedad es cerrándoles puertas para la reintegración. En cambio, cuando ellos si tienen una oportunidad, cuando se les brinda una mano amiga que los acompañe y aconseje, pueden salir delante de otra manera que no sea la guerra… Eso es lo que necesitamos para que quienes participaron de la guerra den un paso hacia adelante y se vayan formando como constructores de paz, que se visualicen de otra manera y que reconozcamos el potencial que tienen para trabajar con otros… porque, además, quién más que alguien que ha vivido el dolor y el horror de la guerra para ser un constructor de paz”.


**** Nombres cambiados para proteger la identidad e integridad de las personas entrevistadas